jueves, 21 de junio de 2012

Virus para ver




Una de las líneas de trabajo más prometedoras a corto plazo en terapias génicas tiene que ver con un antiquísimo objetivo que hasta parecía olvidado: restituir la vista en algunas formas de ceguera.


Por Marcelo Rodríguez


De la eficacia de la genética hoy nadie duda; pero en cuanto a sus aportes a la salud pública, esta disciplina “vedette” de la biología sigue generando más fantasías que soluciones. Su aplicación en enfermedades degenerativas de la retina, sin embargo, se muestra candidata a romper ese molde.

Retina significa “pequeña red”. Es la delgada lámina que recubre el fondo del ojo donde impacta la luz que compone las imágenes. Si se extrae, se la ve como un minúsculo reticulado transparente, pero su estructura es extremadamente compleja.
Para “recoger” la luz que llega y enviarla como información al cerebro, las múltiples ramificaciones del nervio óptico no abrazan la retina por detrás sino que la penetran a través del llamado punto ciego, y luego se distribuyen por dentro del globo ocular sobre toda la superficie retiniana. Ahí, cada terminal nerviosa se vuelve para clavarse en ella y ponerse en contacto, a través de otras células específicas, con los conos y bastones, las células fotosensibles.

De modo que éstas no miran hacia la luz sino que se esconden, vueltas hacia el epitelio pigmentario. Recién allí, las diferentes longitudes de onda de la luz residual que lograron atravesar el reticulado traslúcido, provocan una serie de intercambios químicos con las células vecinas, que se traducirá en la información que confluye en el nervio óptico para ir al cerebro.

Sólo muy recientemente se animó la medicina a internarse en esta red. Como las neuronas, las células de la retina no se regeneran una vez perdidas. La cirugía refractiva y la de cataratas permiten desde hace décadas corregir problemas ópticos, es decir, de ingreso y trayectoria de la luz dentro del ojo.

TERAPIA VIRAL

Pero cuando el problema está en la retina, todo se complica. Inyecciones y cirugías láser se incorporaron recientemente a la terapéutica para reparar la retina dañada por traumatismos, por una diabetes muy avanzada o para inhibir el crecimiento de vasos sanguíneos anómalos que impiden ver en las llamadas retinopatías húmedas. En recién nacidos prematuros, un tratamiento con láser a tiempo impide la progresión de malformaciones congénitas que llevan a la ceguera. Nada había por hacer frente a enfermedades oftalmodegenerativas como la retinosis pigmentaria, las maculopatías relacionadas con la edad del tipo “seco” donde no hay neovascularización sino que simplemente se ha visto afectado el intercambio químico entre las células fotosensibles y el epitelio pigmentario– y otras enfermedades hereditarias como la maculopatía de Stargardt, que desde edad temprana deteriora las células de la mácula (área de la retina donde la luz incide más directamente) hasta dejar a la persona sin visión central.

Esta última enfermedad tiene una particularidad que la convirtió en candidata para los primeros ensayos clínicos con terapias génicas, que se iniciaron en julio pasado en Europa: está causada por la mutación de un solo gen (ABCA4), responsable del intercambio químico entre el epitelio pigmentario y las células fotosensibles. Esto simplifica el objetivo de la terapia: inocular virus genéticamente modificados con ABCA4 “normales”.

En un proceso natural de infección, un virus penetra en el núcleo de la célula humana y “pervierte” su código genético para ponerla a replicar virus; en la terapia génica, lo esperable (y que ya se ha obtenido en ensayos de laboratorio y en animales, y por eso se está probando en personas) es que las células artificialmente “infectadas” reproduzcan el gen ABCA4 “correcto”. Esto normalizaría el intercambio químico que al deteriorarse causó la pérdida visual. Todo esto teniendo en cuenta, tal como ha sido comprobado, que las células no necesariamente mueren al perder su función (una dieta adecuada y el uso de lentes con filtro serían útiles en este sentido).

La compañía Oxford Biomedical y la Universidad de Columbia avanzan con este ensayo de terapia génica, que ya la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) declaró “terapia huérfana” a fin de facilitar su desarrollo. Y el patrocinio de una big pharma (no se da puntada sin hilo) da la pauta de que no sólo los afectados por estas enfermedades esperan buenos resultados.

CAMINO A LA REGENERACION

Aun si las células pigmentarias han entrado en apoptosis (muerte celular), habría forma de regenerarlas. Con un método desarrollado por la compañía estadounidense Advanced Cell Technology, que permite extraer una célula embrionaria en etapas muy tempranas sin dañar el embrión, el doctor Robert Lanza intenta experimentalmente, en un ensayo casi simultáneo con el de la terapia génica, regenerar el epitelio pigmentario en 12 pacientes.

En la retina, estas células madre se especializarían en función del entorno químico y rescatarían la función de los conos para recuperar visión.

En ratones de laboratorio dio resultado, y Lanza debió demostrar además que inocular estas células no causa tumores oculares, antes de que la FDA lo autorizara para probarla en humanos.

También hubo buenos resultados (en experimentos con animales, en este caso) en formas más severas de discapacidad visual, como un tipo de retinosis pigmentaria llamado amaurosis de Leber. La aplicación de terapias génicas se complica cuando se trata de enfermedades con perfiles genéticos más complejos, ya que en algunas pueden intervenir cientos de genes.

Las investigaciones actuales, sin embargo, van tras la creación de una retina artificial completa a partir de células embrionarias, tal como se logró por primera vez en el Centro Riken de Kobe (Japón), según se anunció en abril pasado. Su aplicación real suena bastante lejana y seguramente faltan varios años para que la medicina esté en condiciones de prometer a los ciegos que recuperarán su vista, pero ése parece ser el camino, y la idea de que la retina es el límite definitivo está en jaque.

Publicado en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-2707-2012-06-17.html
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jueves, 14 de junio de 2012

Una retina de células madre abre las puertas del trasplante



Shinya Yamanaka, padre de la reprogramación celular, aseguraba en una entrevista concedida tras recibir el premio de la Fundación BBVA que el primer órgano reproducido en el laboratorio sería la retina. Sus predicciones, como cabría esperar, parecen bastante acertadas. Aunque no son exactamente retinas humanas 'artificiales', las copas ópticas fabricadas por un grupo de científicos nipones sitúa los trasplantes a un tiro de piedra.

El equipo de la Universidad de Kobe (Japón) dirigido por Yoshiri Sasai sigue avanzando en el campo de la medicina regenerativa del ojo. Hace algo más de un año, presentaron en la revista 'Nature' la generación 'in vitro' de copas ópticas -las estructuras embrionarias de las que surgen las retinas- a partir de células madre embrionarias de ratones. Ahora, lo han hecho con células humanas y los resultados son muy llamativos y "prometedores", según Shomi Bhattacharya, director del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER).
"La imagen es muy impresionantes porque son estructuras muy similares a las que se observan durante el desarrollo embrionario", explica a ELMUNDO.es Paola Bovolenta, especialista en biología del desarrollo y profesora de investigación en el Centro de Biologia Molecular Severo Ochoa, CSIC-UAM.

El éxito del grupo de Sasai, que tiene una sólida reputación en el sector, es la reproducción casi perfecta de la copa óptica. Gracias a un cuidadoso sistema de cultivo, las células madre embrionarias dieron lugar de forma espontánea a una estructura invaginada compuesta por dos capas: una interna, que da lugar a la retina neural, y una externa, que conforma el epitelio retinal pigmentario.

El proceso fue similar al que habían observado antes con las células madre de ratón pero el resultado fue ligeramente distinto. "Han demostrado que existen variaciones en el desarrollo entre especies, algo muy importante", señala Bovolenta. "Las células de ratón generaron una retina más pequeña que las humanas, que originaron una estructura más grande y con una proporción de células similar a la que hay en el ojo humano".

Una opción para varias enfermedades

"Hasta ahora, no se habían reproducido tan bien los tejidos de la retina ocular", comenta Nuria Montserrat, investigadora del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) que trabaja en la diferenciación de células madre e iPS. "Han logrado una disposición espacial, con las dos capas, igual a la realidad. Es casi como un ojo en un plato de cultivo".

Las primeras aplicaciones podrían estar cerca. "En particular, para la retinitis pigmentosa, donde los fotorreceptores de degeneran gradualmente", explica Sasai a este medio. También se podría emplear, "en combinación con células iPS, para crear modelos de enfermedades en los que estudiar la patogénesis y explorar nuevos tratamientos", añade el investigador japonés.

"Este estudio abre las puertas al trasplante", asegura Monserrat. Pero tal vez no a la clásica idea de trasplante, donde un órgano dañado es sustituido por uno nuevo. El problema está, coinciden los autores y los expertos consultados por este medio, en que regenerar las conexiones entre la retina y el nervio óptico puede ser demasiado complicado.

"Probablemente, no sea necesario reintegrarla entera, sobre todo en algunas enfermedades", señala Bovolenta. Como en la degeneración de la retina, donde "parece razonable hacer un injerto lo suficientemente maduro para contener un gran número de precursores de fotorreceptores", apuntan los autores en las páginas de 'Cell Stem Cell'.

El ojo, el órgano perfecto

Habrá que esperar a que se lleven a cabo nuevos estudios, pero, de momento, esto es lo más cerca de la clínica que están las células madre embrionarias. La clave está, según Montserrat, en que "con 50.000-80.000 células, muchas menos de las que se necesitan en otros órganos, puedes empezar a tener resultados". Además, los problemas de rechazo y el riesgo de aparición de tumores parecen escasos.
En nuestro país, hay varios grupos que se dedican a la investigación en este campo. En el CMRB, han "empezado a hacer cultivos con células madre e iPS" pero aún están en fases preliminares, explica esta experta.

En el Instituto de OftalmoBiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid hay un grupo dedicado a la retina en donde también están "intentando crear estructuras en 3D de tejido usando células madre", explica Girish Kumar, que trabaja allí. Allí trabajan con células madre de la grasa, diferenciándolas a células de la retina. También buscan un tratamiento para la Degeneración Macular Asociada a la Industria y tienen algunos estudios con animales en los que usan células madre para proteger el epitelio pigmentario. En todos estos campos, subraya Kumar, "este trabajo nos va a ayudar mucho".

Gracias a todos estos esfuerzos, es muy probable que la retina sea la primera aplicación clínica de las células madre embrionarias pero los expertos reclaman más. "El ojo es muy asequible -insiste Montserrat- pero hay que ir más allá, hacia algo más relevante para la salud mundial, como la patología cardiovascular".

Publicado en: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/06/13/biociencia/1339600710.html
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domingo, 10 de junio de 2012

La miopía protege contra la pérdida de la vista en los diabéticos



La longitud axial (LA) más larga en la miopía al parecer protege contra la retinopatía diabética y el edema macular de los diabéticos, según los resultados de un estudio longitudinal de 630 ojos.
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En un artículo publicado recientemente en la versión en línea de Ophthalmology, Ryan Eyn Kidd Man, BSc, del Centre for Eye Research Australia, Royal Victorian Eye and Ear Hospital, University of Melbourne, analizó las mediciones de la longitud axial, el equivalente esférico (EE) de la refracción, la curvatura corneal (CC) y la profundidad de la cámara anterior (PCA) frente a la presentación y gravedad de la retinopatía y el edema macular diabético diagnosticados en 367 adultos de 18 y más años de edad con diabetes de tipo 1 y de tipo 2. La retinopatía se clasificó en grados a partir de fotografías de la retina de dos campos, en tanto que el edema de la mácula se clasificó basándose en fotografías del fondo de ojo y se confirmó mediante tomografía de coherencia óptica.

El equipo de investigación descubrió que los ojos con LA más larga tenían menos probabilidades de tener retinopatía diabética leve (oportunidades relativas [OR]: 0,58; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,41 a 0,83; p = 0,006 por mm de incremento en la longitud axial), moderada (OR: 0,73; IC del 95%; 0,60 a 0,88; p = 0,002) o grave (OR: 0,67; IC del 95%: 0,53 a 0,85; p = 0,01). Los resultados también mostraron una disminución del riesgo de edema macular diabético (EMD) leve (OR): 0,70; IC del 95%: 0,56 a 0,86; p < 0,001) y moderado (OR, 9,72; IC del 95%: 0,56 a 0,93; p = 0,002) pero no grave. No hubo ninguna relación entre el EE, la PCA y la CC con la retinopatía diabética.

Los autores señalan: «Estos hallazgos indican que la elongación axial y no los cambios en el componente de refracción, pueden contribuir en gran parte a la relación protectora de la miopía con la retinopatía diabética demostrada en estudios previos».

El estudio proporciona un apoyo sólido para las observaciones clínicas bien conocidas y los estudios previos que han determinado un efecto protector de la miopía sobre la retinopatía diabética sin señalar cuál es el componente preciso de la miopía que contribuyó a la diferencia.

El Dr. Thomas W. Gardner, profesor de oftalmología y ciencias visuales en el Kellogg Eye Center en la University of Michigan, Ann Arbor, dijo Medscape Medical News: «Esta observación clínica se ha constatado durante más de 30 años, pero nadie realmente la había investigado antes». Dijo: «Lo importante aquí es que se utilizan datos reales de un gran número de pacientes». La magnitud del estudio, y el hecho de que fuese prospectivo y no retrospectivo, respalda más el hallazgo, añadió.

La Dra. Shlomit Schaal, PhD, directora, Servicio de Retinopatía Diabética, Departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales, University of Louisville, Kentucky, está de acuerdo. En un mensaje de correo electrónico dirigido a Medscape Medical News señala: «Este estudio fortalece las teorías existentes que señalan que la elongación axial es un factor importante en la relación protectora de la miopía y la retinopatía diabética».

La Dra. Schaal señala: «Las fortalezas del estudio comprenden la extensa muestra clínica de los pacientes con diferentes niveles de retinopatía diabética, la valoración de la retinopatía diabética utilizando fotografías de la retina después de protocolos de gradación estandarizados, y el protocolo de exploración clínica detallado y exhaustivo». Sin embargo, dice que los investigadores debieran haber utilizado el Índice de Cambio Volumétrico Estandarizado (ICVE) en vez de la Stratus OCT (tomografía de coherencia óptica), que tomó en cuenta sólo el espesor de la mácula central.

La Dra. Schaal afirmó que el ICVE «toma en cuenta todas las zonas exploradas por la OCT y también el volumen macular, no sólo la variable del espesor».

Es improbable que el estudio tenga gran efecto sobre la atención a los pacientes, añadió el Dr. Gardner. «La longitud axial es una de las pocas interrelaciones protectoras que tenemos en general, pero por lo que respecta al ejercicio clínico real, no estoy seguro de cómo realmente se pueda aplicar.

No sabemos todavía cómo integrar todos estos factores de riesgo en alguna calificación de riesgo integrada unitarizada. Creo que si alguien tiene considerable miopía tendrá menos posibilidades de adquirir una retinopatía, pero me parece que aún no comprendemos bien de qué manera esto influye en la forma en que tratamos a los pacientes».

No obstante, los autores terminan diciendo «que la longitud axial se relaciona con la presentación y la gravedad de la retinopatía diabética y el EMD». Continúan: «Estos resultados indican que un globo ocular alargado desempeña un papel importante en la influencia protectora de la miopía… Se necesitan estudios futuros que valoren las interrelaciones longitudinales entre las dimensiones axiales y la retinopatía diabética y el EMD». La gran interrogante sigue siendo por qué la retinopatía diabética confiere un efecto protector.

Las limitaciones del estudio comprenden su diseño transversal, que impide llegar a conclusiones en torno a la causalidad y la secuencia temporal de las asociaciones, los posibles sesgos de selección, la inclusión de pacientes que recibieron fotocoagulación con láser por EMD y la falta de valoración de la biometría del cristalino.

La Dra. Schaal señala: «Aún no se han determinado los mecanismos exactos por los cuales la elongación axial ejerce un efecto protector sobre la aparición de una retinopatía diabética y el edema macular quistoide». «La teoría postula que la disminución del flujo sanguíneo con el incremento de la longitud axial puede desempeñar un papel en esta interrelación. En el estudio no se investigó el mecanismo, simplemente se demostró la interrelación».

El Centre for Eye Research Australia recibe apoyo del Victorian Government. Este estudio es financiado por una beca de enlace del Australian Research Council y por el National Health and Medical Research Council Centre for Clinical Research Excellence. Las organizaciones financiadoras no desempeñaron ningún papel en el diseño o la ejecución de esta investigación. Los autores, el Dr. Gardner y la Dra. Schaal han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.


Publicado en: http://www.medicinapreventiva.com.ve/noticias/miopia_protege_contra_perdida_vista_diabeticos.htm
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sábado, 9 de junio de 2012

Vitaminas E y C no protegen a ancianos de trastorno visual común




Por Amy Norton

Las vitaminas E y C no protegen a los adultos mayores de la degeneración macular, que es la principal causa de ceguera en esa población.

Los investigadores siempre sospecharon que las vitaminas, que son antioxidantes,
blindarían al tejido ocular de la erosión que produce la degeneración macular en el centro de la retina, lo que impide ver los detalles finos.
Pero, hasta ahora, los ensayos clínicos con vitamina E no obtuvieron buenos resultados.

El nuevo estudio es el más prolongado que se haya hecho para probar el papel de la vitamina E en la visión masculina y es el primero en evaluar la vitamina C sola, según detalló el autor principal, William G. Christen, del Hospital de Brigham y las Mujeres, y de la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston.

Los autores no hallaron beneficio alguno de ambas vitaminas en los hombres mayores que habían tomado los suplementos durante ocho años.

Ningún estudio es la última palabra sobre la relación entre las vitaminas y la degeneración macular, según dijo Christen. Por otro lado, los resultados no proporcionan prueba alguna que respalde el uso de las vitaminas E o C para prevenir los problemas visuales.

La investigación, publicada en la revista Ophthalmology, forma parte de un estudio en curso sobre más de 14.000 médicos de Estados Unidos, todos varones y mayores de 50 años.

Al azar, los participantes tomaron 400 unidades internacionales (UI) de vitamina E o un placebo día por medio, más 500 miligramos (mg) diarios de vitamina C o un placebo.

A los ocho años, 193 habían desarrollado degeneración macular lo suficientemente grave como para interferir en la visión. Pero el riesgo era casi idéntico entre los participantes que habían tomado las vitaminas y los que habían recibido placebo.
Se estima que en Estados Unidos hay 7,2 millones de personas con algún grado de degeneración macular asociada con la edad y que 890.000 están en una etapa avanzada. Pero la aparición de nuevos casos está disminuyendo.

"Una gran cantidad de pruebas respalda la idea de que el tabaquismo es una causa importante de la degeneración macular asociada con la edad", indicó Christen. "Por lo tanto, evitarlo o dejar de fumar sería una forma de reducir el riesgo", añadió.
Pero el equipo escribe que, con estos resultados, las vitaminas E y C "no tendrían una efecto significativo en la aparición de la degeneración macular asociada con la edad".

FUENTE: Ophthalmology, online 13 de abril del 2012.

Publicado en: http://www.publico.es/431975/vitaminas-e-y-c-no-protegen-a-ancianos-de-trastorno-visual-comun
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