martes, 22 de mayo de 2012

El número y el tamaño de las drusas no influyen en el riesgo de sufrir neovascularización coroidea.





Las drusas consisten en depósitos blanco amarillentos visibles en el fondo de ojo. Consisten en acúmulos extracelulares de lipofuchina (“deshechos celulares”) en el epitelio pigmentario de la retina. Se consideran lesiones precursoras de la degeneración macular asociada a la edad, junto con los cambios de la pigmentación del fondo de ojo, apareciendo con mayor frecuencia a medida que envejecemos. Por lo general se considera que aparecen en el 25% de las personas mayores de 52 años.

Su aparición supone un riesgo de pérdida de visión debido al desarrollo de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), tanto en su forma exudativa como en la seca.

En general se ha considerado hasta ahora que un aumento en su tamaño y en su número suponen un mayor riesgo para la aprición de DMAE, pero un estudio reciente realizado en la Universidad de Pittsburg desmiente esta hipótesis (TR Friberg y col, Invest.Ophthalmol.Vis. Sci., 2012).
Después de evaluar, mediante el análisis de imágenes digitalizadas, 950 ojos, no han encontrado relación entre el área total de drusas, la presencia de drusas de gran tamaño y la presencia de hiperpigmentación con el riesgo de desarrollar neovascularización coroidea.

Publicado en: http://www.oftalmologiavirgendelmar.es/blogs/angel-nacle/2012/05/18/el-numero-y-el-tamano-de-las-drusas-no-influyen-en-el-riesgo-de-sufrir-neovascularizacion-coroidea/

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