Terapia génica para las enfermedades oculares
Un nuevo método podría ayudar a los pacientes de degeneración macular a evitar inyecciones en el ojo con regularidad.
El gigante farmacéutico Genzyme ha iniciado un ensayo clínico para determinar si un nuevo fármaco para tratar la generación macular se podría administrar por terapia génica a largo plazo en vez de por inyecciones mensuales.
Un fármaco llamado Lucentis, fabricado por Genetech, ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la forma húmeda de degeneración macular asociada a la edad, la cual puede llevar a la ceguera. Aproximadamente 200.000 estadounidenses son diagnosticadas cada año con esta enfermedad. Sin embargo, Lucentis tiene que ser inyectada en el ojo cada uno o dos meses, lo que representa una carga para los pacientes y los médicos.
Lucentis se une y neutraliza un factor de crecimiento de cicatrización de heridas conocido como VEGF. Esta acción vinculante bloquea el crecimiento excesivo de los vasos sanguíneos del ojo que caracteriza la degeneración macular asociada a la edad. El fármaco de terapia génica de Genzyme, oficialmente llamado AAV2-sFLT01, se introduciría discretamente en las células de la retina del paciente para producir la misma proteína VEGF vinculante que Lucentis durante períodos mucho más largos de tiempo--de hasta varios años.
A finales del pasado mayo empezó la primera fase del ensayo clínico del tratamiento por terapia génica de Genzyme. Tres pacientes recibieron el tratamiento, según comenta Sam Wadsworth, vicepresidente a cargo de la terapia celular y génica del grupo Genzyme. Los resultados preliminares estarán disponibles en aproximadamente un año.
Este ensayo es uno de los pocos en todo el mundo tratando de probar la efectividad de la terapia génica para las enfermedades oculares. El ensayo de Genzyme también involucra el uso de un nuevo tipo de virus como el mecanismo de distribución. Los primeros resultados de un estudio financiado con fondos federales para introducir genes funcionando normalmente a los pacientes de una enfermedad rara de la retina conocida como amaurosis leber congénita de tipo 2 (LCA, por sus siglas en inglés), han confirmado que este “vector vírico" tiene ciertas ventajas para el tratamiento de los ojos, según afirman varios investigadores.
Los ensayos del LCA "demostraron ser un éxito tanto en términos de seguridad como de capacidad para introducir el gen con eficacia y éxito", señala Jeffrey S. Heier, profesor asistente de la Escuela Universitaria de Medicina Tufts y director de investigación retinal de Ophthalmic Consultants of Boston, un grupo de práctica privada que está involucrado en la investigación de Genzyme. "En este estudio, Genzyme ha tomado el mismo vector vírico y lo que realmente ha sido el éxito del tratamiento anti-VEGF y lo ha juntado".
Los ojos han sido desde el principio uno de los objetivos de la terapia génica, ya que son pequeños--lo que significa que requieren dosis relativamente poco activas, están aislados, y porque las herramientas de la cirugía ocular han avanzado lo suficiente como para hacer posibles estos tratamientos. El fármaco tiene que ser depositado directamente en la retina formando una capa delgada que recubra la pared interna del ojo. En los últimos años, la instrumentación para permitir las inyecciones a través de la retina sin perforarla ha mejorado mucho, afirma Shalesh Kaushal, presidente de oftalmología del Centro Médico de la Universidad Memorial de Massachussets y de la
Escuela de Medicina UMass.
Para Kaushal, quien está involucrado en el estudio de Genzyme, así como en la investigación del LCA, el gran reto será ampliar el uso de la terapia génica a docenas más de enfermedades, y usar ese entendimiento para, a la larga, llegar más allá del ojo. "Si uno pudiera entender los procesos celulares y bioquímicos fundamentales y determinar los objetivos, tal vez tuviera la oportunidad de tratar muchas enfermedades por terapia génica con un solo complejo", comenta Kaushal.
En anteriores programas de terapia génica se utilizó un tipo de virus llamado adenovirus para atacar a los genes diana, pero tanto el ensayo del LCA como el de Genzyme está utilizando un virus adeno-asociado, que es mucho menos inflamatorio y que se expresa durante más tiempo haciendo, por lo tanto, que el tratamiento dure más, indica Wadsworth. Los virus se utilizan para administrar terapias génicas, ya que son expertos en conseguir pasar a través de las paredes celulares.
El VEGF está implicado en el crecimiento de las células vasculares en todo el cuerpo, y su expresión aumenta en presencia de una herida. Los estudios han demostrado que con Lucentis prácticamente todas las moléculas de proteína asociada al VEGF resta dentro del ojo, y no afecta de manera significativa a los niveles de VEGF en otras partes del cuerpo, señala Wadsworth. El fármaco de Genzyme dará niveles aún más bajos de la proteína asociada al VEGF, por lo que se espera que el medicamento no tenga ningún efecto adverso en el resto del cuerpo, añade él.
La dificultad residirá en conseguir que las células produzcan suficiente proteína asociada al VEGF para ayudar a los pacientes, señala Peter Campochiaro, profesor del Wilmer Eye Institute en Johns Hopkins Medicine, quien está involucrado en la investigación. Además de establecer la seguridad, el actual ensayo de fase 1 explorará cuatro dosis diferentes del fármaco. "No hay razón para que esto no funcione, excepto que la expresión del gen no sea suficiente. Eso es realmente lo que este estudio debe determinar," indica Campochiaro. "Parece que cuanto más se suprima el VEGF y más tiempo se mantenga suprimido, mejores serán los resultados."
Copyright Technology Review 2010.
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lunes, 19 de julio de 2010
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