LOS ANGELES – Los adultos de mayor edad que padecen degeneración macular asociada a la edad (DMAE) en fase tardía podrían correr un riesgo mucho mayor de sufrir un ACV hemorrágico que los sujetos que no padecen ninguna enfermedad ocular, según sugiere un estudio poblacional prospectivo.
Podría haber un proceso subyacente común que contribuyera tanto a la DMAE como a los ACV hemorrágicos pero habrá que llevar a cabo más investigaciones para determinar si éste es el caso, dijo la Dra. Renske G. Wieberdink en rueda de prensa en las Conferencias Internacionales sobre el Accidente Cerebrovascular
“No creemos que exista una relación causal entre la DMAE y los ACV,” aseguró la Dra. Wieberdink, epidemióloga del Centro Médico de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos).
Durante 1990-2007, los datos de 6.207 adultos > 55 años del Estudio Rotterdam revelaron que el 30% padecía DMAE en fase inicial (fase 1-3) y el 1.5% DMAE en fase tardía (fase 4) . Los participantes se sometieron a un examen físico, se les extrajo una muestra de sangre y fueron sometidos a exámenes oculares cada 3-4 años. Durante una media de casi 14 años de seguimiento, 726 participantes sufrieron un ACV, incluidas 59 hemorragias intracerebrales, 397 infartos de miocardio y 270 ACV inespecíficos.
Los investigadores se dieron cuenta de que la ocurrencia de cualquier ACV era un 56% más alta en los participantes con DMAE en fase tardía que en sujetos sin DMAE tras controlar por los efectos de la edad, el sexo, la diabetes, la presión arterial, el uso de antihipertensivos, el tabaco, los niveles de colesterol, las placas de la arteria carótida, el índice de masa corporal, la ingesta de alcohol y los niveles de proteína C-reactiva.
Los participantes con DMAE en fase tardía (tanto de la variante húmeda como de la variante seca) tenían 6 veces más riesgo de sufrir una hemorragia intracerebral que los miembros de la cohorte que no tenían DMAE (cociente de riesgos instantáneo, 6.11; intervalo de confianza, 2.34-15.98).
“Lo cual es un hallazgo importantísimo” que no habíamos visto antes, aseguró la Dra. Wieberdink en el congreso patrocinado por la Asociación Americana del Corazón. “No obstante, debemos ser cautos a la hora de interpretar los resultados. Aunque vimos que había una relación importante, es clave que nos demos cuenta de que nuestros resultados se basan sólo en números muy pequeños de DMAE y hemorragias cerebrales en fase tardía.” Los hallazgos deben reproducirse en otras cohortes, añadió.
La Dra. Wieberdink tiene razón al prevenir a la hora de sobreinterpretar los resultados de este pequeño estudio cuando todavía no hay confirmación de estudios adicionales, añadió el Dr. Stephen Greenberg, moderador de la rueda de prensa. Sin embargo, si los hallazgos pueden reproducirse, los pacientes querrán saber si esto debería influir o no en su decisión de tomar agentes anticoagulantes como la aspirina o la warfarina, explicó el Dr. Greenberg, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de Harvard y dtor. de investigación sobre ACV hemorrágicos en el Hospital General de Massachusetts, ambos con sede en Boston.
No se encontró ninguna relación importante entre la DMAE en fase tardía y el infarto intracerebral. La DMAE en fase inicial no se asoció a un mayor riesgo de ningún tipo de ACV.
Si hay un mecanismo común subyacente a la DMAE en fase tardía y a la hemorragia intracerebral, todavía no sabemos cuál podría ser éste. “En el campo de la DMAE, ésta no está considerada un trastorno vascular que haya que investigar más en profundidad,” explicó.
“Para los ACV hemorrágicos siempre estamos buscando factores etiológicos,” añadió. “Quizá la DMAE nos dé alguna pista más, en cualquier caso, la DMAE es un trastorno del que sabemos poco, incluida la vía que la desencadena.”
Algunos estudios anteriores han sugerido la posibilidad de que nuevos agentes para tratar la DMAE podrían aumentar el riesgo de ACV lo que, probablemente, no fue el caso en el actual estudio porque el período de estudio que va de 1997 a 2007 es anterior a la llegada de los nuevos agentes, concluyó la Dra. Wieberdink.
El Estudio Rotterdam es un estudio prospectivo de cohorte poblacional de enfermedades neurológicas, oftalmológicas, cardiovasculares, endocrinológicas y psiquiátricas en personas mayores.
Los investigadores no declararon conflicto de interés económico alguno.
Publicado en: http://www.familypracticenews.com/news/en-espanol/single-article/el-riesgo-de-hemorragia-cerebral-es-mas-alto-cuando-hay-degeneracion-macular-tardia/6a5e4200c6.html
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jueves, 10 de marzo de 2011
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